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último día de cole, deberes deberes…


…y mientras Ana y Noelia paseando por San Francisco sin mi gran compañía!

Pero bueno, es que tenía que acabar con las cosas del cole, acabar de elegir -que como todos sabéis se me da muy mal eso de escoger, elegir, seleccionar, sobre todo cuando una tiene 17 fotos parecidas pero no, o que valen todas y todas me gustan igual, un horror me supone

Total, que creo que ya está todo. ¿Que si me convence del todo? Pues no sé, pero al menos está hecho, preparado y colgado en las inmensidades del ciberespacio fotográfico de Yahoo! para poder verlo en clase y que todos me critiquen, espero que constructivamente y que no me hagan llorar ni me pregunten cosas que no sé responder.

Aquí os dejo unas foticos, las del «PhotoEssay» que tenía que hacer. Básicamente es contar una historieta, la que quieras, con fotos. La mía dice: «He quedao con gentes (Ana y Noe, iba a ser con H, pero por cosas de la vida no pudo ser) y estoy un poco perdida en esta ciudad extraña. Ah! No! que están ahí al otro lado del paso de cebra!» Y ya. Complicao, eh?

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Bueno, qué más.
Ayer sí estuve de turisteo con las visitantes. Bueno, una visitante y una nueva inquilina para mi habitación, al menos durante dos semanas desde que yo me vaya.
Fuimos a brunchear al Mel’s. Luego al Golden Gate Park, pasamos por el Conservatory of Flowers (yo no me voy sin ir a ver la exposición de las Wicked Plants, las plantas carnívoras, ¡Ñam!) y luego a ver el Museo deYoung, que Ana es muy fan, y descansamos un poco en la cafetería. Habían puesto una especie de carpa transparente en la terraza. Qué feo. Supongo que sería para algún tipo de evento nocturno o algo…

Y luego…. Nos fuimos a coger el Muni Number Five, para ir al centro y ver un poco de vida, huyendo de la niebla, que quería comernos.

(Por cierto que, ahora hace un solarro tremendo… durará? Pasará lo mismo que todo estos últimos días, que se viene resumiendo en: «nublado – despejado – nublado y niebla que amenaza – niebla que viene – niebla que se nos come – niebla que se nos ha comido – casi que nos vamos a la cama»… y así un día tras otro.)

Bueno, que estaba diciendo yo que nos fuimos al centro. Bajamos en Market, subimos por Powell, pasamos por Union, fuimos a que vieran el edificio de Frank Lloyd Wright que está ahí al lado, hice mis fotos para mi entrega final, subimos por Grant hacia la puerta de Chinatown, seguimos subiendo Grant, cogimos el alley del Vesuvio y el City Lights, subimos por Columbus un poco más, querían ir a ver el agua así que bajamos por donde vinimos y cogimos la calle anterior a Broadway y bajamos hasta justo justo donde está el Pier 7 (del que ya os he hablado varias veces, bueno, de todo lo demás enumerado hasta ahora, también había hablado, varias varias veces). La Coit Tower estaba siendo devorada por nuestra amiga LaFog, gran visión, tengo que colgar las fotos…. yo le hacía fotos mientras el par de dos iban hasta el final del Pier. Luego fuimos al Ferry Building, porque había cansancio, ganas de beber algo caliente y además necesitábamos cambio para el autobús de vuelta. Total que el FerryBuilding estaba cerrando. Súbete Market, que ahí hay muchas cosas donde comer o beber. Todo cerrado o cerrando. Eran las 7:30pm. Después de seguir y seguir decidimos ir al 7/11 a comprar para hacernos con billetes enanos para el bus. Y volvimos. Y la autobusera estaba loca y conducía como tal.

Yo no sé cómo estas dos aguantaron todo eso. Yo estaba muerta y ni había volado durante casi 1 día, ni no había dormido (bueno, duermo mal, pero duermo, y en cama), no tenía jetlag,… Asombrada me quedé, pero bueno, Susana también estaba hecha una championa. Total que obviamente llegamos y cayeron en los colchones muertas. Y yo me puse con mis fotos del día, y mis fotos del día anterior (que fui con H&JA a Fillmore a ver japoneses complejamente «pop»  (vease la foto que viene aquí cerca) y luego a la calle Union (muy de pasta, muy de pijos, muy bonita) y bajamos a Fort Mason y volvimos a casa muertitos. El día anterior al anterior, me fui sola a Baker Beach. Quería hacer fotos al Golden Gate siendo comido por nuestra perpetuamente presente amiga la niebla. Una pena que salí tarde y estaba ya casi engullido. Volveré. Está cerquita y mola el sitio.)

Eso sí, esta mañana me han contao que se despertaron superrequetepronto (viva el jetlag) y que he estado toda la noche soltando speechees ininteligibles. ¡¡¡Qué divertido es dormir conmigo!!!

Y ya me callo, que me tengo que ir a tomar algo con estas antes de ir a clase, a ver si me da tiempo.

Si queréis ver el resto de las fotos que he colgado estos últimos días, ya sabéis:

mi flikr

¡Muchos besos a todos, pandilla! 
c

¡Mejorando, que es gerundio!

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¡Buenas tardes-tardes desde un día mucho más bonito, gentes-entes del mundo!

¡¡¡Buenassssssss!!!


Pues sí, hoy está siendo un día mucho mejor.

Y sí, sigue doliéndome la cabeza. Y sí, me compré las pastis esas del Walgreens, pero creo que no me han hecho nada. Aún así, está siendo un día mucho mejor. Cuando me acostumbro a que no deja de doler, pues sigo con la vida. Me puede doler veces y veces la cabeza, pero parece ser que hasta que no pasa una semanita o así, no sé vivir con el dolor como vive una persona normal.

Hoy me he levantado un poco más tarde, cosas de haberme duchado por la tarde-noche (cosa que voy a hacer todos los días), así que he salido de casa a las 8:30 o así y he llegado a la hora y la primera de la clase. Bueno, siempre llego a la hora, antes de la hora, pero hoy ha sido habiendome levantado más tarde, así que ¡hurra por mí!

Las clases han estado mejor. O yo he estado mejor en las clases, who knows. Hoy sólo hemos sido tres. El chico suizo, llamado Fahraz (no sé si lo he escrito bien), creo que está malo (espero que no muy malo, porque la semana pasada estaba amarillo totalmente el pobre, le dijeron que tenía infección de hígado :S); la francesa ya se fue a su casa y el brasileño creo que se va a tomar la semana de vacaciones. El caso es que me he soltado más. Estar menos siempre me ayuda y llevar ya una semana también, supongo. También los temas me interesaban más. Sigo pensando que estoy por debajo de mi nivel, sí, pero es que los profes y los compañeros me caen bien.
Susana me ha dicho que por qué no doy alguna semana más después de que ella se vuelva para Madrí… porque viene a verme del 28 de abril al 8 de mayo, yuju, ¡¡¡¡visitas molonas!!!! … y me lo estoy planteando, pero no sé si me va a dar el dinero. Tengo que echar cuentas, que desde que llegué no lo he hecho, así que no sé qué me he gastado y qué me queda. ¡ChunChun!

Y eso.

No sé si os dije que uno de los profes el otro día nos hizo recitar unas estrofas de canciones raperas, en plan serio, pronunciando bien. Lo ha colgado en facebook, ejem. Y la imagen congelada que sale del vídeo… es mi jeta. Ejem Ejem. Si me veo sin vergüenzas, ya os colgaré el precioso vídeo aquí. Ejem Ejem Ejem. EJEM.
Hoy en esa clase hemos hablado más de música, nos ha puesto un documental de adolescentes que cantan Gospel en Harlem y ha estado interesante y emotivo, snif. Y de ahí pues a hablar de la música, nosotros y nuestros países.

El otro profe me ha dicho que mis ejercicios estaban fenomenal, aunque al principio pensaba que eran de mi compañero francés Jeff. Jijiji. Chachi.

Frisco Pier

En fin, todo eso ha ayudado a que hoy sea un día mucho mejor, en el que lo bueno ayuda a pasar del dolor de cabezas. Tanto he pasado que hoy, por fin, después de clase, me he dado un voltio. He ido hacia el agüita, pasando por el Ferry Building (donde acaba la supercalle Market) y al Pier 7 donde pescan los chinos, donde tomé esta foto hace casi ya 3 años >>>>>>>>>>>>>>>

Y aquí va la versión de hoy…..

la version de hoy del pier 7 ... ju ji ja je jo!

Luego he vuelto por donde había ido para volver a coger Market Street y recorrerme el caminito que tantas veces nos hicimos Susanita y una servidora, hasta la calle Powell. La tienda donde vi que vendían el FIMO está ahí al ladito, en la calle Turk con Market, ahí donde empieza el Tenderloin, el barrio chungo (o barrichún) de pobres, drogadictos, prostitutas y veteranos de guerra un poco locos. Es curioso cómo cambia radicalmente la ciudad por ir una calle más allá. No es algo gradual.
Como me dejé la moleskine francisquense en casa, no tenía la dirección exacta del lugar y no me apetecía adentrarme en los Tenderluáns desconocidos, así que he subido por Powell, como si fuera al hotel en el que nos quedamos en 2008 y me he metido en el H&M a ver si encontraba una sudadera potable, que no he encontrado. Luego me metí en una bolsozapatería, ALDO (que ya está en sus madrileñas pantallas ), donde me compré mi bolso azul que me dejé en Madrí (tonta de mí, porque ahora estoy parca en bolsos), para ver si me desparquizaba de bolsos y encontraba uno BBB, pero nada. Mucho más feo todo que hace 3 años, dónde va a parar, y mucho más caro. Así que nada, a pasar por Union Square, por delante del Kuleto’s y el Scala (restaurantes ambos, de uno nos mofábamos del nombre, en el otro cenamos), delante del hotel de «Hotel«, por delante del Sear’s Fine Food (un sitio al que no he ido (aún) donde ponen un montón de minitortitas en plan torre y siempre hay cola, desde muy pronto indermornin), y por delante del Befeater del hotel de en frente de nuestro ex-hotel, ex480 de Sutter, que ahora es un Marriott y ha enfeado mucho, ya os lo digo. Luego pasé por delante del primer Walgreens de mi vida y me fui a esperar el autobús number 2 que viene para Clement directito.
Me senté al lado de una señora de unos 80yPicoPies (perdón, años, queríadecir) que, cada vez que le rozaba el brazo, miraba hacia nuestros brazos rozantes, en plan chungo. La «buena» señora parece que no se daba cuenta de que es complejo no darse un poco cuando íbamos cuesta abajo. Cosas de la ciudad, señora, mire, lo siento. BAH!

Y ahora, a ver si consigo poner una galería de fotos varias…

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Y bueno, eso, llegué a casa a eso de las… ¿4 de la tarde? en vez de a la 1:15 o así, que es la hora a la que suelo llegar generalmente.
Ha hecho un día muy chulo, a ratos nubladillo, la mayoría del tiempo con sol y vientecillo. Casi no hacía frío.

Poco más ha acontecido hoy. Fuimos al Salvation Army a ver si encontrábamos un tocadiscos, pero nada. No sé si os conté ya la historia de «el tocadiscos, el cd y el ampli«, creo que sí, ayer, o algo. El caso es que Helena tiene mono de tocadiscos y además Jose ya compró unos vinilos que esperan sentados en el suelo a ser tocados en el tocadiscos, pobres. Ya me he ido del hilo… bueno, que ni había tocadiscos ni nada, fatal. Nos volvimos a casa sin ello y sin una mesa muy mona que vimos el otro día y que nos gustaba mucho a Jose y a mí, pero a Helena no (así que ella estaba contenta, ¡maldita!).

Y ya me callo.
Espero que anden ustedes todos finamente.
¡Muchos besos y hasta pronto, chatos!
c

I’m back.

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Ya estoy de vuelta.


Siento no haberos ido informando de mis grandes novedades de los últimos días.

Ya sabéis que la más grande de las noticias ha sido que he comenzado las clases de inglés. No estoy muy contenta al respecto, así que entre eso y que me duele bastante la cabeza desde el domingo o así y la alergia y que creo que me estoy resfriando de nuevo, no me apetecía mucho ponerme a escribir sobre mis ridículas miserias, pero aquí estoy.

El lunes tenía que estar en la escuela para hacer el test de nivel a las 7:45. Uff. Levantarme a las 6 y poco, salir a las 7 menos algo. Y todo para llegar casi media hora antes de las 7:45, porque teóricamente, según Google, tardaba casi 30 minutos en llegar allí, y en realidad tardé unos 15, porque a esas horas no había nadie -está visto que eso de que curran desde tan temprano es un mito… se levantarán a las 5 si es que se levantan a las 5, pero hasta las 8 o las 9 aquí se trabaja lo mismo que en España-.
Llegué, hablé con un brasileño llamado Renato (Gjenato) y la Coordinadora de Actividades, llamada Keith, que es medio brasileña, medio japonesa, está casada con un Nebraskeño y vive en SF desde hace 6 años y después empezamos el test escrito.

El test escrito era una mamarrachada. O eso pensé yo. Teníamos 45 minutos para hacerlo y terminé en unos 20, repasándolo 3 veces.. Me pareció facilísimo y que lo había hecho todo bien. Toli de mí.
Después nos dieron charlas varias sobre cosas administrativas, entrando una chica tras otra, a cuál más loca (majamente loca, muy cheerful todas, en versión koreanoamericana (Kat), japoamericana (Yoko), americoamericana (Jeannie), canadiense (Nadine) o brasileñojaponesa (Keith)).

Luego nos iban llamando uno por uno para hacernos la entrevistilla (o Assessment, como dicen ellos). Me tocó una chica que no había visto antes y que no sé cómo se llama. Maja ella. Mona ella. Rubia de ojos azules. Había estado en España, pero prefiere Barcelona a Madrid porque tiene playa y porque le parece más bonito. Ninguna novedad, vamos, como todos los guiris del mundo.
Y nada, un poco de charleta en general. Que si te gusta la ciudad, que si habías estado antes, que si tal que si cual, que si me gusta esta ciudad porque tiene mucha variedad de gentes, razas y colores y que si vivo en Inner Richmond, que son todos chinos…. que si ella también vive aquí… Y luego empezaron las preguntas «de pensar«: «qué haría si me tocaran un millón de dólares«, «qué deporte de riesgo me plantearía practicar y cuál no, y por qué«, cosas así…
Deduzco que lo debí hacer fatal, o medio mal, o bastante mal. La verdad es que estaba nerviosa en la entrevista y me trababa mucho, y me trabo, muchas veces, al hablar largamente intentando enlazar ideas. Obviamente sé que es mi punto débil. Leyendo, escribiendo y escuchando creo que no tengo problemas. O eso creo, porque ya dudo de todo. Hm.

Empezamos las cases el mismo lunes. Sólo dimos la segunda clase, claro, porque ya no había tiempo para la primera.
Ya en esa clase me dio la impresión de que me habían puesto en un nivel más bajo de lo que yo creo que debería estar, comparándome con el resto de mis compañeros, pero no me habían dado nada donde pusiera mi nivel, ni me habían dicho nada al respecto.

Al día siguiente me dieron un papelito con mis clases, las aulas, los nombres de los profesores y demás.
Luego dimos las clases y llegué a casa medio de bajón existencial porque seguía pensando que no estaba en mi nivel. O que no estoy, vaya. Cuando llegué a casa, medio sopa, cansadísima, encontrándome fatal con un principio de resfriado, alergia y tal, miré en la web de la escuela los niveles que había.
El caso es que hay 3 niveles: Principiate (Beginner «B«), Intermedio (Intermediate «I«) y Avanzado (Advanced «A«).
Me han puesto en el I3. Ni siquiera en el primero de avanzados. O en el último intermedio. En el I3. No estoy en un nivel intermedio de inglés desde…. ¡NUNCA! Así que eso, ando un poco cabizbaja.

Voy a ver si hablo con la chica más loca de todas, Jeannie, que es la que se encarga de la parte académica, aunque sea para saber si es que lo hice fatal, incluso en la parte escrita, y para que me diga cuál es el equivalente al I3 en la gradación de niveles europea (en la que teóricamente estaría en el C1 o C2).

Aparte de lo del nivel, también estoy un poco puf por los compañeros. Son majos, no me entendáis mal, pero no sé, vale que llevo 3 días, pero creo que no tengo nada en común con ninguno, y con las que pensaba que podía llevarme mejor, básicamente pasan de mí. Las han puesto en otra clase  y se han hecho su grupico con sus compañeros, supongo, nidea. El caso es que se van a sitios y no me comentan nada.
En mi clase estamos sólo 5 ó 6, depende del día. Hay dos chicas que son bastante pavas, cosa normal, supongo, porque una tiene como 18 años (francesa que vive en Marruecos) y la otra 20 (koreana); luego hay un chico macarra brasileño que es muy majo pero acaba ya el curso (y la de 18 también); un suizo-francés pakistaní y un francés de Lyon que es inspector de la Hacienda francesa. Total, que creo que todos hablan peor que yo (o que saben menos gramática y vocabulario, al menos, porque lanzarse se lanzan más a hablar) y que no tenemos nada en común y que… pasan de mí, y yo de ellos.

Vamos, que creo que me llevaría mejor por edad, al menos, con las chicas locas coordinadoras y directoras y con los profesores que con ellos. Hablando de profesores, que no he hablado, mis dos profesores son majos y se llaman Alex y Jacob. A veces me aburro un poco en clase porque contesto todo, o no contesto por no ser petarda, o no hablo porque ya hablan los demás compañeros, soltando parrafadas que la mitad de las veces no entiendo. Claro que eso mismo les pasará conmigo, digo yo. Los acentos.

A todo esto hay que sumar que estos tres días me ha empezado un dolor de cabeza bastante tremendo a eso de las 9:30 o así, que ha llegado a lo peor durante la segunda clase, con Jacob, que habla muy alto, supongo que para que le entendamos bien. Así que vuelvo a casa con la cabeza como un bombo, durmiéndome en el autobús y tristona.
Menos mal que están estos dos aquí que me alegran la jornada y vosotros allí que os preocupáis por mí desde lo lejos. 🙂

Que sepáis que me acuerdo mucho de todos vosotros y os echo mucho de menos, aunque no lo diga mucho, porque prefiero no darle muchas vueltas… porque si no me pongo más triste y lloriqueo y no quiero lloriquear todos los días, que luego Gonzalo me echa broncas 😛

Y nada, por lo demás, dejando ya explicado y largamente comentado lo de las clases, las cabezas, las alergias, los resfriados y esas cosas de las numerosas líneas de arribita… ¿qué he hecho? Pues creo que no mucho. Me he echado unas siestas prodigiosas ayer y anteayer, para dormir la mona y el mono de dormir y el dolor de cabeza.
Hoy hemos ido a comer fuera, a un japonés (sobre el que tengo que hacer una reseña de deberes para el cole), para celebrar la inauguración de las webs del 20 minutos donde escriben Helena y Jose. No estaba mal, pero tampoco era la caraba. Eso sí, luego me he metido entre pecho y espalda un crepe de esos del otro día, relleno de manzana con canela y azúcar morena. Ñam. Y un café del Blue Danube, una cafetería donde va siempre Jose a tomarse el café, porque está bueno y no es muy caro (unos $3 un single latte, tamaño… cocacola pequeña, o mediana, porque ya se sabe que aquí lo pequeño no es pequeño, sino mediano, lo mediano es grande y lo grande gigante, y asín).

Nota mental/Pregunta al aire: ¿Qué pasa cuando estás en USA y no quieres un cubo de café con leche, sino un café-con-leche-de-los-de-toda-la-vida, tamaño persona-normal? Pues no sé, yo aún no he conseguido averiguarlo. Un expresso. Un capuccino. Un café con leche. Uno con hielo. Tamaño vaso. Tamaño taza de café. Tamaño café cortado. Aquí no hay de eso. Todo es grande, extragrande, gigante, extragigante, 10XL.

Y ya me cierro la cremallera dactilar, porque no tengo más que contar, en una tarde en la que han vuelto las nubes hace un rato, el sol está ya casi puesto a dormir, y el Señor Eolo ha vuelto también, con ganas de guerra. El Señor Frío parece andar por la zona, persiguiendo al otro, que va que se las pela. Hasta hemos vuelto a poner la calefacción esta tarde, después de muchos días seguidos sin ella.
Por Madrid ya me ha contado Susana que hace una calor tremenda. Espero que no estéis muy torreznos, jiji.

PD1: ¡Uy! ¡Se me olvidaba! ¿Os dije que compramos una fruta rara ThailandesoMalaya que se llama Durian y lo venden congelado de lo mal que huele cuando se descongela? El caso es que esa segunda parte no la sabíamos. Siempre veíamos el bicho y Jose y yo queríamos probarlo. Si lo ves, parece un melón con pinchos y, de hecho, cuando empieza a descongelarse, huele como a melón-cocotero-piñáceo
En fin, que me puse con Hele a investigar en internet, el sitio más listo del mundo, por saber si había alguna manera especial de comimiento o apertura, o espera del descongelado… Cuán grande fue la sorpresa al leer lo de que se vendía congelado por su mal olor. Olor fétido. Olores fétidos, porque va cambiando según va pasando el tiempo. A cosa putrefacta, a calcetín sucio, a gimnasio sin ventilar nunca-jamás-en-la-vida. ¡Puaj! Huele tan mal que en Tailandia y Malasia prohíben entrar con él en los transportes públicos y los hoteles. Huele tan tan tan mal que tienen señales de «prohibido durian», ojo a las imágenes, que no me lo he inventado:

Durian, fruit from hell, se llama la imagen, ajajjajaja!

No Durians... ¡o te multan!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y bueno, se me ha olvidado comentaros otra de las grandes cosas del fruto raro este… Es como un cerebro. O como unos pulmones. O como un hígado. Algo casquérico. Algo visceral. ¡PuajPuaj! Y al tacto (el del cuchillo, porque yo no tuve el valor de probarlo, como Jose y Helena) es como baboso y gelatinoso. ¡PuajPuPuaj!
Decían en las interwebs que olía asquerosamente, pero que tenía un sabor muy bueno y que, además, es la fruta más nutritiva del mundo. Mis pobres amigos lo probaron y decían que se podía comer (con un gesto de asquito, he de decir, eh) pero que bastante puaj. Tan sólo hicieron una cata y me han dicho antes que les sentó fatal al estómago. Así que gran compra, por cualquier lado que se quiera mirar, ¿eh? ajajajajajja. Derechito a la basura que se fue. Al cubo de fuera, claro, porque ya nos había apestado toda la casa a gimnasio sin fregar desde hace 3 siglos. Jajaja.

¡Os ha gustado esta última historieta de postdata, que lo sé yo!, ¿verdad?

Hale, os dejo que la disfrutéis. Yo voy a ver si todas las ventanas están bien cerradas, porque el dios ese del viento está muy cabreado, parece ser. Eso sí, nos han dejado asistir a la puesta de sol más bonita que he visto desde que estoy aquí. La puesta de sol que precederá al frío de los próximos días, ¡snif!

¡Muchos besos a todos, chatos!
Voy a hacer los deberes.
c

PD2: os dejo una foto del casquerósico Durian:

 

¡Cajqueroso!

¡ÑAM!

Tamales y Pupusas. Corchos y Pizarras. Birra, crepes y celtas.

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¡Buenas de nuevo, lectores!
Aquí estoy otra vez más para «amenizaros» un rato la vida.
Jajajaja. Jejejeje. Jijijiji.


Éste ha sido un día de tremendo solazo calenturiento.

Hoy me he cortado las uñas. Es la primera vez que lo hago en San Francisco y oye, lo he hecho mejor aún que en Madrid. Y muy rápido. Sé que os interesa este tema, por eso os lo cuento. Al menos a mi Señor Padre debería interesarle, ya que llevaba años y años y años -y años- diciéndome que dejara de mordisquearme las uñas hasta que un día lo conseguí (cruzo los dedoscon uñas, no sea que recaiga).

Blue Trompetero

Dejando de lado ese gran tema que son mis fuentes corporales de quinina (junto con el pelo, que con esta humedad lotengo estupendo y parece que tengo pelo), os cuento que hoy hemos ido de excursión. Aquí mis coleguis compañeros me han llevado a su ex-barrio, a la Misión, The Mission, o como quieran ustedes. Estaba preciosísimo. Hemos visto un callejón lleno de grafittis chulos chulos…
Cierto es que he recorrido también las calles que recorrí la otra vez con Susana, e hija mía, es que cogimos las peores, claro que eran las que eran, porque si el Muni te deja ahí, pues te deja ahí. El caso es que la plaza esa y el primer trozo de la 16th son las zonas con más homelesses de todo el barrio, o algo. Una pena. Cuando vengas, Susanita, vamos de nuevo y verás qué chulísimo es, eh! 😀

El caso es que me han llevado a comer a un restaurante de cocina Salvadoreña y Colombiana. La señora encargada camarera y supongo que dueña era toda una madraza. Majísima es la señora. Hemos comido pupusas y tamales con frijoles y arroz. Yo no tomé pupusas, porque me resultaba demasiado. Las pupusas, para el que no lo sepa, que debíamos ser todos hasta hace poco, son como unas tortillitas de harina de maíz que están rellenas de cosas varias: queso, queso con flores (de calabaza o algo parecido, tenían un nombre raro), espinacas y cosas, cosas y otras cosas, cosas y más cosas. Y luego Jose y una servidora nos hemos metido entre pecho y espalda un tamal colombiano, que es de pollo y cerdo y lleva también guisantes, patata y zanahoria. Llena no sabéis cuánto. Tremendo. Pero estaba buenísimo y los frijoles con arroz también, cómo no. Hm….

Flower Power

Gozilla

El tercer ojo.

Luego hemos procedido a comprar en una Thrift Store de la calle Valencia unos corchos y una pizarra veleda por $4. Asombroso, porque llevábamos tiempo buscando estas cosas y estos dos pobres periodistas compraron una mini-veleda por como $12 hace un par de días.
Las tiendas estas de cosas usadas son lo más, de verdad, no sé cómo no tenemos de estas cosas en España, porque son realmente útiles para todos. Eso sí, huele a polvo que da gusto y me pica todo durante un rato, pero tienen de todo de todo: libros, cómics, agendas, cuadernos, libretas, álbumes, muebles de todo tipo, vajillas, cuberterías y cristalería varia, zapatos, ropa, bolsos, pósters, electrodomésticos, teles, dvds, decodificadores de TDT (¡de hecho nos hemos hecho con uno de estos! A ver si funciona.) … en fin, millones de cosas. Ya estamos abonados a ellas, jiji. La verdad es que el sofá este está resultando ser una gran gran compra, os lo digo con el culo en él mismo. Desde que quité mi mesa y la llevé a mi habitación, cuando estoy en el salón siempre estoy sentada aquí, como ahora (¿os suena, familia?)

Y bueno, luego estos chicos se volvieron a casa a trabajar y yo me quedé a dar una vuelta. Me paseé un poco más por Valencia y subí por la 16th a la calle Mission -el camino chungo que os decía antes. En una tienda mexicana de Mission que era el equivalente a las tiendas gigantes chinas de alimentación del barrio compré harina de maíz y frijoles para experimentar en casa y anduve sobre mis pasos para dirigirme al parque de Dolores.

Dolores Park, up up and away!

¡Vaya cuestas!

Exclamación ridícula viviendo en esta ciudad, vale. Aunque cierto es que este barrio, el nuestro, Inner Richmond, es bastante llano. Se agradece y todo, aunque para mis piernas y forma física general más me valía haber vivido en lo alto de los Twin Peaks. Ejem.

…. estaba diciendo yo…. Ah, eso, que me subí a lo alto del parque de la Dolores, a ver las fantásticas vistas que hay de las que me quedé prendadísima en la primera visita de 2008. Waaaaahhh…. Lo que mola ver las casitas preciosas franciscanas, un montón de arbolones y de fondo el centro y el centro financiero, el Bay Bridge y un poquito de agua.
Hoy como hacía un solazo tremendón, estaba la calle llenita de gente, y el parque ya ni os cuento. Todos al sol, con sus perros, sus picnics, sus cosas, en camiseta y bermudas y chanclas, o sin camiseta pero con bermudas y sin chanclas. Si en Madrí sale un rayo y se ponen así, aquí son más raudos aún. De hecho cuando llueve y hace frío hay algunos locos que van así. Será que 11º (centrípetos) y lluvia y viento soplado muy de cerca por el mismo Eolo que dibujó preciosamente mi Sr.Padre es mucho calor para ellos. ¡Raaaaaaarooooooosss!

Y luego seguí cuestabajo hacia el Castro, el barrio gay por excelencia. Todo coloreado con los banderines arcoiris de las farolas y el banderón en el cruce de Castro con Market y otra calle más que no recuerdo cuál es y no voy a mirarlo. Hoy de por sí ya habría sido colorido. Estaba preciosísimo. En el famoso Teatro Castro ayer actuó la fenomenal Britney Spears… ¡y no fui!, ¡bah! Jejejeje. Helena y JA fueron la semana pasada a una cosa allí y dicen que es preciosísimo por dentro. A ver si consigo verlo. Siempre puedo meterme a la sesión del Wizard of Oz Sing-Along. La otra vez era de La Sirenita. Veo que innovan. Ejem.
Me subí al autobús allí cerquita y me vine a casa, porque hacía una calor tremebunda y yo iba con mi parka que ya no sabía qué hacer con ella (sin poner, claro), la chaqueta puesta (diosmíoquécalor), la bolsa de la compra… y veía la cuesta que tenía que subirme mirándome con cara satánica. Me dio miedo morir por el camino de varias cosas relacionadas con mi cuerpo, mi sed del momento y las cosas ambientales.

Llegué a casa, me cambié y me fui al chino gigantesco a comprar fruta (un melón cantaloupe y unas naranjas de aquí)  y al Walgreens a por chocolate (y de paso un helado de Ben&Jerry’s que se llama American Dream y tiene chocolate, nosequé y trozos de gofre). Volví a casa y me puse con esto.

….. peeeerro… el gofre del helado me ha recordado que ayer fuimos a un irlandés que hay aquí cerca.
Los irlandeses son seres curiosos. ¡Están pluriempleados por todo el mundo! Viven en su preciosa islita esmeralda y lavirgendelpilar cómo se han movido, ¿no? Pues allá que fuimos a bebernos unas pintas de Kilkenny (sigo sin saber qué significa Kil-, aunque sigo pensando que es algo así como tierra). Cuando llegamos había como 4 personas en el local, pero empezó a entrar gente y gente. Mucha gende de esa gente con instrumentos, ¡chunchun! ¡Gente con pinta de irlandesa en un pub irlandés y entran con instrumentos! ¡Fiestaaaa celtaaaaaaaaaaaaaaa!
Mientras entraban y entraban el majete de Jose se fue a por unos cosos que parecían ser crepes aunque eran duritos y sabían como a oblea, rellenos de cosas. Uno de fresas y nata. Otro de fresas, plátano, mango… y nata. Y otro de… ¡¡agaaarrrraaaarrrse que vienen curvas!! … ¡¡¡bizcocho de chocolate y chocolate!!! ¿¿Cómo os quedáis, audiencia?? Nosotros muertos. Jajaja. Pero estaban tremendos.
Para cuando JA volvió, un señor con barbas y pinta de cruce entre Papá Nöel, Gandalf y Dumbledore nos había echado de nuestra mesa (que es cierto que era la mesa disntita y por ello la mejor) argumentando que todos los domingos a esas horas iban él y sus coleguis a reunirse alrededor de esa misma mesa a hacer unos ruidos muy ruidosos y que si nos importaba trasladarnos.
Trasladuvímosnos. Y nos comimos las crepobleas allí, porque aquí se hacen esas cosas. Si no te ponen comida en un garito, te vas a otro, lo pides «to go» y te lo comes allá donde quieras, calle, plaza o garito.

el familiar del tipo de la barra, que era irlandés ¡¡¡fiiijooooooo!!

Y dale y dale y dale, y venga y venga y venga, música celta irlandesa, gratis! Al final se juntaron como 10 o 15 de ellos, todos con bastante pinta de por ahí o hijos de por ahí (por ahí es Irlanda, eh). Al final de la barra había un hombre que era igualico que este actor que seguro que os suena a todos, y que, como su cara indica, es irlandés, claro.

Vamos a hacer un pedido de FIMO, que está rebarato. Os enseñaré nuestras cucas miniesculturas según vayan saliendo del horno (literalmente)

¡¡¡¡Vale, ya me callo!!!!  Si es que cómo os ponéis. ¡Una queriendo detallar cosita por cosita lo que hace para compartirlo con sus seres queridos y rechistando! asjiasjiasjiasjiasijsa!
(O bueno, es que huele a comida y tengo hambre… sobras de arroz de ayer y maíz cocido. YumYum. o ÑamÑam en cristiano)

Sin más, me despido… hasta muy pronto, claro. Alucináis pepinillos si pensáis que me voy a callar tan pronto.

Muchos besos, gentes!
Espero que estéis dormitando agusto.
c

Amueblando la vida (con y SIN! Ikea)

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¡Hoy no ha llovido!  ¡Viva!  ¡Hurra! ¡Fiesta!

De hecho ha hecho mayormente sol, sol, sol. Ahora ya es de noche, claro, y ha venido el fresco más fresco, así que estoy con mi manta verde nueva de IKEA por encima, como una abuela y a mucha honra!

Salvation Army rules!

Total, que aprovechando, nos hemos ido a una gran tienda llamada Salvation Army . La

El gatico que saludaba a los bloglectores.

gente dona cosas y las venden allí, así que tenemos un pedazo de sofá buenísimo, que ya costaba sólo 300$, por 240, porque ¡hoy había rebajas!
Y además de eso hemos comprado un vaso gigaaaante de CocaCola que va a hacer veces de florero (porque madre mía, ese vaso es grande hasta para mi hermano el Javier), un gato chino de la buena suerte pa mí, unas copas de cóctel y una de vino, un cenicero y una jarra chulísimos, un plato grande japonés para la tortilla de patata que próximamente (espero) comeremos (aunque ayer me hice un amago de tortilla/fritatta/tortillitadecamarones sincamaronesperoconsetas y brotesdesoja), y unos cuencos japoneses también. Todo precioso, y sumándolo todo, ¡aún no llegamos a los 300 que costaba el sofá en sus días sin rebaja!
Así que esto ya va pareciendo una casa. Una mesita de café, alguna cosa para las paredes y ¡ç’est fini!
Gracias a los dioses en esta gran tienda (aquí másmás cerca tenemos otra parecida, que se llama Goodwill Charity o algo así, que también tiene de toooodo) tenían una lista de porteadores para traer el sofá, porque Jose quería traérnoslo entre los 3 y en fin, a mí, desde mi no-musculosidad, me resultaba imposible totalmente, a no ser que hiciéramos paradas cada dos minutos, noche, y llegáramos al día siguiente. Para que os hagáis una idea, la tienda está a unas 3 o 4 manzanas de aquí, aunque estas manzanas son un tanto más grandes que las estándar de Madrid. Vamos, no es mucho, pero ya me conocéis y sabéis qué gran forma física tengo, jejejeje. Pésima. Inexistente, más bien, diría yo.

¡Nuestro cómodo sofá!

Bueno, que a lo que iba, un señor llamado Mark Anthony (ya van dos en USA que conozco con ese nombre, y luego el Marco detodalavida del cole, claro), nos ha traído en su pick-up truck el sofá, y luego le hemos ayudado a subirlo, por un módico precio. Mucho mejor que hacer noche para 4 manzanas, eh? No es sofá-cama pero es muy cómodo, y Helena ha tenido la gran idea de hacernos con algún colchón y meterlo debajo de nuestras camas. ¡Pero qué lista es!
Ahora acabo de volver de mi paseo de tarde. Ha sido breve, un par de horas, un poco más. Me cogí el 38 que pasa por Geary, que me salió gratis porque la máquina donde uno mismo mete el dinero estaba estropeada, y me bajé en casi-Union Square, la zona por donde estaba el hotel en el que nos quedamos Susana y yo hace un par de años.
¡LaVirgenDelPilar, qué cantidades tan ingentes de gentes! ¡Gentes por doquier! Guiris, Yupis, Homeless, Locales. Todos como hormigas de acá para allá. Cuesta arriba. Cuesta abajo. Con prisa. Despacio. Posando. Esperando que posen. Posando con la puerta de Chinatown, posando con las estatuas chungas de Chinatown, posando, sin más. Y comprando, claro. ¡Comprando mucho! En Macy’s. En Levi’s. En los bazares chinos del ChinatownGrande. Bazares gigantes con dos pisos en donde venden las mismas cosas que aquí al lado, básicamente, pero más caras.
Yo sólo me he comprado -no lo he podido evitar- un dragón chino dibujado en tinta en papel de arroz, un poco más grande que un A3. Precioso! 10$. Buen precio, no? Aquí lo véis. Aunque bueno, también estaba encima del sofá.

¿A que es precioso? ¡Y siempre quise tener uno!

Y poco más. Llegué casi a tocar el agua, pero era tarde para este planeta y volví para cogerme el autobús número 1, que sale de la calle Sacramento, igual de empinada que la famosa calle California. El otro día subimos ésta última en coche, con la compra de muebles y no muebles, y es tremenda. Pues esta otra, igual.

Estoy cansada, tengo frío y mis coleguis están haciendo la cena.
Me despido por hoy. Esperemos que no caigan las trombas de agua intermitentes que caeyeron ayer por la noche. Tromba trombísima 20 segundos. La nada. Tromba de nuevo. Tromba más sonora. La nada de nuevo. Tromba atronadora con granizo golpeando mis ventanas. El silencio. A veces da un poco de miedo. Aun así ni me levanté (no yo ni Helena) a mirar si volvían a aparecer las cataratas del salón.

Unos besos, gentes!
Voy a ayudar con la cena.
c

Road Trip!

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Ayer mi intención era irme al centro, pasándome por el banco y la tienda de móviles y la de sofás. Estaba preparada-lista-ya para irme cuando Jose me dijo que había llamado a su amigo Héctor para ver si nos podía acercar al IKEA de Emeryville.

¡Ocho millas y pico de largo!

Más largo, más viejo y más utilizado que el Golden Gate.

Emeryville es un «pueblo» que está al otro lado de la bahía, cruzando el Bay Bridge, el puente que diseñó un catalán que no sé cómo se llama. Emeryville está entre Berkeley y Oakland. Emeryville está lleno de grandes superficies estilo IKEA: Target, Office Depot, Best Buy, centros comerciales a la intemperie (muy útiles aquí, lloviendo la mitad de año, para que se te mojen las cosas yendo de tienda a tienda, fenomenal -claro, que también te dan bolsas de papel para todo, estupendo en los días de lluvia), naves industriales y…. PIXAR! Una pena que no encuentro trabajos de «posadora para caras y gestos para pelis de animación«, ese trabajo creo que lo haría bien, ¿no creéis?

En fin, que al final Héctor nos dejó su coche, para ir nosostros, conduciendo Jose. Fuimos al barrio de Mission (donde queríamos vivir, que la verdad es que ayer estaba precioso, nada parecido al encontronazo grimoso con él cuando estuve de vacaciones). A Helena le entró morriña del barrio, la verdad es que es normal, pero este está también muy bien, aunque estemos un poco más lejos del centro.

Atascazo de ida por la salida del trabajo (a las 16:00, yo no sé a qué hora entran y salen aquí del curro, en fin). Conseguimos llegar a IKEA sanos y salvos y sin ningún problema, tan sólo con una  pasada por el Burger King para llevar, porque pensábamos que era una salid jejejejeje. Recórrete IKEA, que es EXACTAMENTE igual que todos los IKEAs de Madrí, claro, así que perderse uno no se pierde.
Compramos… mesas de trabajo para H&JA y una mesa baratuna para mi habitación, y un par de sillas baratunas pero bonitas y parece (y espero) que cómodas y… unas zapatillas, sábanas, una mantica, unas cajas y unos organizadores para los armarios. No me pasó la tarjeta de débito y la de crédito sí (espero que no me hayan cobrado dos veces!). Aquí con las tarjetas te lo guisas y te lo comes tú solito, como en el resto del mundo, supongo, al menos en Amsterdaam era igual. Tú pasas la tarjeta, le das a todos los botoncitos, firmas, cancelas, pasas la otra tarjeta, y así.
Y luego a meter los muebles en el coche. Era un coche de estos que en las pelis llaman Sedan, de esos típicos de aquí, largos, estilo el Honda azul de mi señor padre y después de mi señor hermano el Javier. Un coche que, a priori, parece espacioso, largo, útil para estas cosas. Pues no. Más cómodos el Mazda de Ana y el exPeugeot de Javier (que es el mismo coche que tenían Helena y Jose en Madrid). Alucinante. Acabé yendo detrás tumbada y con dos cajonzotas en el hueco de las piernas, todo lo largo. Y todo esto bajo la lluvia, porque el sol que había cuando entramos en el sueco sitio se había ido para cuando salimos, y llegó el aguacero, cómo no.

Y ya que estábamos, hicimos una compra grande en el Trader Joe’s, ese sitio del que nos hemos hecho fanes. Estaba lleeeeno lleeeeno.

Y la vuelta. La vuelta fue compleja. Ni una señal que pusiera San Francisco, ni Bay Bridge, ni nada útil. Paseándonos por Oakland y sus partes, cómo decirlo, … chungas, vale. Oakland no se conoce por lo bonito que es, ni lo seguro, precisamente. Al menos no nos cruzamos con ningún kinki que nos quisiera robar los muebles recién comprados, ni la compra, ni el destartalado coche. Vaya paseo que nos dimos por zonas sin un alma, o con almas vagabundas, a lo sumo. ¡Fiu! Eso sí, estás yendo media hora por esos lugares que dan un poco de miedo, o de respeto, como poco, y de repente llegas a la Gran Vía de la ciudad, a Broadway. Y Broadway resulta ser una calle bonita, con luces, con gente normal, ¡CON GENTE!, con casas donde la gente vive y no naves industriales. Al menos ahí puede uno preguntar por indicaciones para llegar a casa.
Y llegamos bien a casa, y fui en coche por la calle Market (el camino que hacíamos Susana y yo casi todos los días cuando vinimos y el del vídeo que me ha pasado AnaLaHermana, este), una zona bastaaaaante distinta a donde vivimos, la de los rascacielos, vaya.

Subir los muebles y la compra, descansar, y Jose y H se fueron a devolver el coche. Yo me quedé para hacer la cena. Pasta con verduras (ajo, zanahorias, pimiento naranja!, tomate y espinacas, y una pimienta con limón que está buenísima). No quedó mal.
El caso es que los majísimos amigos de H&JA, Héctor y Christina, les trajeron de vuelta a casa, porque estaba lloviendo y el Muni (el bus de aquí) de noche pasa cada bastaaante. Nosotros tres cenamos. Ellos, como buenos lugareños, ya lo habían hecho (eran como las 22, creo recordar) y todos bebimos vino (Marqués de Cáceres, comprado en TraderJoe’s!!) y estuvimos un rato de palique.
Le debemos la vida a Héctor. Se conocen desde hace 2 o 3 semanas y les ha dejado el coche, ¿se puede ser más majo? Así que les vamos a invitar a cenar, cuando tengamos sofá… que Jose les tiene prometida tortilla de patatas, jeje.

Y ya, ¡chimpún! Se acabó el día de ayer.
Haré una nueva entrada para hoy, porque este me ha quedado laaaaargo laaaargo. Y sin dibujos míos, ¡fatal!

Hoy me despido con mi yo dibujado por PIXAR…. BOOOOOOOOOOO!!!
Unos besos, gentes!

BOO!

BOO!