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I’m back.

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Ya estoy de vuelta.


Siento no haberos ido informando de mis grandes novedades de los últimos días.

Ya sabéis que la más grande de las noticias ha sido que he comenzado las clases de inglés. No estoy muy contenta al respecto, así que entre eso y que me duele bastante la cabeza desde el domingo o así y la alergia y que creo que me estoy resfriando de nuevo, no me apetecía mucho ponerme a escribir sobre mis ridículas miserias, pero aquí estoy.

El lunes tenía que estar en la escuela para hacer el test de nivel a las 7:45. Uff. Levantarme a las 6 y poco, salir a las 7 menos algo. Y todo para llegar casi media hora antes de las 7:45, porque teóricamente, según Google, tardaba casi 30 minutos en llegar allí, y en realidad tardé unos 15, porque a esas horas no había nadie -está visto que eso de que curran desde tan temprano es un mito… se levantarán a las 5 si es que se levantan a las 5, pero hasta las 8 o las 9 aquí se trabaja lo mismo que en España-.
Llegué, hablé con un brasileño llamado Renato (Gjenato) y la Coordinadora de Actividades, llamada Keith, que es medio brasileña, medio japonesa, está casada con un Nebraskeño y vive en SF desde hace 6 años y después empezamos el test escrito.

El test escrito era una mamarrachada. O eso pensé yo. Teníamos 45 minutos para hacerlo y terminé en unos 20, repasándolo 3 veces.. Me pareció facilísimo y que lo había hecho todo bien. Toli de mí.
Después nos dieron charlas varias sobre cosas administrativas, entrando una chica tras otra, a cuál más loca (majamente loca, muy cheerful todas, en versión koreanoamericana (Kat), japoamericana (Yoko), americoamericana (Jeannie), canadiense (Nadine) o brasileñojaponesa (Keith)).

Luego nos iban llamando uno por uno para hacernos la entrevistilla (o Assessment, como dicen ellos). Me tocó una chica que no había visto antes y que no sé cómo se llama. Maja ella. Mona ella. Rubia de ojos azules. Había estado en España, pero prefiere Barcelona a Madrid porque tiene playa y porque le parece más bonito. Ninguna novedad, vamos, como todos los guiris del mundo.
Y nada, un poco de charleta en general. Que si te gusta la ciudad, que si habías estado antes, que si tal que si cual, que si me gusta esta ciudad porque tiene mucha variedad de gentes, razas y colores y que si vivo en Inner Richmond, que son todos chinos…. que si ella también vive aquí… Y luego empezaron las preguntas «de pensar«: «qué haría si me tocaran un millón de dólares«, «qué deporte de riesgo me plantearía practicar y cuál no, y por qué«, cosas así…
Deduzco que lo debí hacer fatal, o medio mal, o bastante mal. La verdad es que estaba nerviosa en la entrevista y me trababa mucho, y me trabo, muchas veces, al hablar largamente intentando enlazar ideas. Obviamente sé que es mi punto débil. Leyendo, escribiendo y escuchando creo que no tengo problemas. O eso creo, porque ya dudo de todo. Hm.

Empezamos las cases el mismo lunes. Sólo dimos la segunda clase, claro, porque ya no había tiempo para la primera.
Ya en esa clase me dio la impresión de que me habían puesto en un nivel más bajo de lo que yo creo que debería estar, comparándome con el resto de mis compañeros, pero no me habían dado nada donde pusiera mi nivel, ni me habían dicho nada al respecto.

Al día siguiente me dieron un papelito con mis clases, las aulas, los nombres de los profesores y demás.
Luego dimos las clases y llegué a casa medio de bajón existencial porque seguía pensando que no estaba en mi nivel. O que no estoy, vaya. Cuando llegué a casa, medio sopa, cansadísima, encontrándome fatal con un principio de resfriado, alergia y tal, miré en la web de la escuela los niveles que había.
El caso es que hay 3 niveles: Principiate (Beginner «B«), Intermedio (Intermediate «I«) y Avanzado (Advanced «A«).
Me han puesto en el I3. Ni siquiera en el primero de avanzados. O en el último intermedio. En el I3. No estoy en un nivel intermedio de inglés desde…. ¡NUNCA! Así que eso, ando un poco cabizbaja.

Voy a ver si hablo con la chica más loca de todas, Jeannie, que es la que se encarga de la parte académica, aunque sea para saber si es que lo hice fatal, incluso en la parte escrita, y para que me diga cuál es el equivalente al I3 en la gradación de niveles europea (en la que teóricamente estaría en el C1 o C2).

Aparte de lo del nivel, también estoy un poco puf por los compañeros. Son majos, no me entendáis mal, pero no sé, vale que llevo 3 días, pero creo que no tengo nada en común con ninguno, y con las que pensaba que podía llevarme mejor, básicamente pasan de mí. Las han puesto en otra clase  y se han hecho su grupico con sus compañeros, supongo, nidea. El caso es que se van a sitios y no me comentan nada.
En mi clase estamos sólo 5 ó 6, depende del día. Hay dos chicas que son bastante pavas, cosa normal, supongo, porque una tiene como 18 años (francesa que vive en Marruecos) y la otra 20 (koreana); luego hay un chico macarra brasileño que es muy majo pero acaba ya el curso (y la de 18 también); un suizo-francés pakistaní y un francés de Lyon que es inspector de la Hacienda francesa. Total, que creo que todos hablan peor que yo (o que saben menos gramática y vocabulario, al menos, porque lanzarse se lanzan más a hablar) y que no tenemos nada en común y que… pasan de mí, y yo de ellos.

Vamos, que creo que me llevaría mejor por edad, al menos, con las chicas locas coordinadoras y directoras y con los profesores que con ellos. Hablando de profesores, que no he hablado, mis dos profesores son majos y se llaman Alex y Jacob. A veces me aburro un poco en clase porque contesto todo, o no contesto por no ser petarda, o no hablo porque ya hablan los demás compañeros, soltando parrafadas que la mitad de las veces no entiendo. Claro que eso mismo les pasará conmigo, digo yo. Los acentos.

A todo esto hay que sumar que estos tres días me ha empezado un dolor de cabeza bastante tremendo a eso de las 9:30 o así, que ha llegado a lo peor durante la segunda clase, con Jacob, que habla muy alto, supongo que para que le entendamos bien. Así que vuelvo a casa con la cabeza como un bombo, durmiéndome en el autobús y tristona.
Menos mal que están estos dos aquí que me alegran la jornada y vosotros allí que os preocupáis por mí desde lo lejos. 🙂

Que sepáis que me acuerdo mucho de todos vosotros y os echo mucho de menos, aunque no lo diga mucho, porque prefiero no darle muchas vueltas… porque si no me pongo más triste y lloriqueo y no quiero lloriquear todos los días, que luego Gonzalo me echa broncas 😛

Y nada, por lo demás, dejando ya explicado y largamente comentado lo de las clases, las cabezas, las alergias, los resfriados y esas cosas de las numerosas líneas de arribita… ¿qué he hecho? Pues creo que no mucho. Me he echado unas siestas prodigiosas ayer y anteayer, para dormir la mona y el mono de dormir y el dolor de cabeza.
Hoy hemos ido a comer fuera, a un japonés (sobre el que tengo que hacer una reseña de deberes para el cole), para celebrar la inauguración de las webs del 20 minutos donde escriben Helena y Jose. No estaba mal, pero tampoco era la caraba. Eso sí, luego me he metido entre pecho y espalda un crepe de esos del otro día, relleno de manzana con canela y azúcar morena. Ñam. Y un café del Blue Danube, una cafetería donde va siempre Jose a tomarse el café, porque está bueno y no es muy caro (unos $3 un single latte, tamaño… cocacola pequeña, o mediana, porque ya se sabe que aquí lo pequeño no es pequeño, sino mediano, lo mediano es grande y lo grande gigante, y asín).

Nota mental/Pregunta al aire: ¿Qué pasa cuando estás en USA y no quieres un cubo de café con leche, sino un café-con-leche-de-los-de-toda-la-vida, tamaño persona-normal? Pues no sé, yo aún no he conseguido averiguarlo. Un expresso. Un capuccino. Un café con leche. Uno con hielo. Tamaño vaso. Tamaño taza de café. Tamaño café cortado. Aquí no hay de eso. Todo es grande, extragrande, gigante, extragigante, 10XL.

Y ya me cierro la cremallera dactilar, porque no tengo más que contar, en una tarde en la que han vuelto las nubes hace un rato, el sol está ya casi puesto a dormir, y el Señor Eolo ha vuelto también, con ganas de guerra. El Señor Frío parece andar por la zona, persiguiendo al otro, que va que se las pela. Hasta hemos vuelto a poner la calefacción esta tarde, después de muchos días seguidos sin ella.
Por Madrid ya me ha contado Susana que hace una calor tremenda. Espero que no estéis muy torreznos, jiji.

PD1: ¡Uy! ¡Se me olvidaba! ¿Os dije que compramos una fruta rara ThailandesoMalaya que se llama Durian y lo venden congelado de lo mal que huele cuando se descongela? El caso es que esa segunda parte no la sabíamos. Siempre veíamos el bicho y Jose y yo queríamos probarlo. Si lo ves, parece un melón con pinchos y, de hecho, cuando empieza a descongelarse, huele como a melón-cocotero-piñáceo
En fin, que me puse con Hele a investigar en internet, el sitio más listo del mundo, por saber si había alguna manera especial de comimiento o apertura, o espera del descongelado… Cuán grande fue la sorpresa al leer lo de que se vendía congelado por su mal olor. Olor fétido. Olores fétidos, porque va cambiando según va pasando el tiempo. A cosa putrefacta, a calcetín sucio, a gimnasio sin ventilar nunca-jamás-en-la-vida. ¡Puaj! Huele tan mal que en Tailandia y Malasia prohíben entrar con él en los transportes públicos y los hoteles. Huele tan tan tan mal que tienen señales de «prohibido durian», ojo a las imágenes, que no me lo he inventado:

Durian, fruit from hell, se llama la imagen, ajajjajaja!

No Durians... ¡o te multan!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y bueno, se me ha olvidado comentaros otra de las grandes cosas del fruto raro este… Es como un cerebro. O como unos pulmones. O como un hígado. Algo casquérico. Algo visceral. ¡PuajPuaj! Y al tacto (el del cuchillo, porque yo no tuve el valor de probarlo, como Jose y Helena) es como baboso y gelatinoso. ¡PuajPuPuaj!
Decían en las interwebs que olía asquerosamente, pero que tenía un sabor muy bueno y que, además, es la fruta más nutritiva del mundo. Mis pobres amigos lo probaron y decían que se podía comer (con un gesto de asquito, he de decir, eh) pero que bastante puaj. Tan sólo hicieron una cata y me han dicho antes que les sentó fatal al estómago. Así que gran compra, por cualquier lado que se quiera mirar, ¿eh? ajajajajajja. Derechito a la basura que se fue. Al cubo de fuera, claro, porque ya nos había apestado toda la casa a gimnasio sin fregar desde hace 3 siglos. Jajaja.

¡Os ha gustado esta última historieta de postdata, que lo sé yo!, ¿verdad?

Hale, os dejo que la disfrutéis. Yo voy a ver si todas las ventanas están bien cerradas, porque el dios ese del viento está muy cabreado, parece ser. Eso sí, nos han dejado asistir a la puesta de sol más bonita que he visto desde que estoy aquí. La puesta de sol que precederá al frío de los próximos días, ¡snif!

¡Muchos besos a todos, chatos!
Voy a hacer los deberes.
c

PD2: os dejo una foto del casquerósico Durian:

 

¡Cajqueroso!

¡ÑAM!